Union de la energía feminina y masculina
Primero, quisiera decir algo con respecto a la naturaleza de lo masculino y de lo femenino.
Estas energías son dos aspectos de la unidad que somos. Por lo tanto, más que opuestas, ellas son uno; son dos caras de un todo de energía.
La energía masculina es el aspecto que está enfocado exteriormente. Es la parte que conduce a una manifestación externa, que hace que el espíritu se materialice y tome forma. Por lo tanto la
energía masculina comprende una intensa fuerza creativa. Es natural para la energía masculina estar altamente enfocada y orientada hacia un fin. De esta manera, la energía masculina crea la
individualidad. La energía masculina nos permite separarnos de la Unidad, de la Totalidad, y ponernos de pie solos, y ser un individuo específico. Es el aspecto Yang, para la filosofía
china.
La energía femenina es la energía que aún no se ha manifestado, el aspecto interno de las cosas. La energía femenina es oceánica y lo abarca todo; no diferencia o individualiza. Es el aspecto
Yin.
Ahora, imaginemos a la energía femenina volviéndose conciente de un cierto movimiento dentro de ella, de una leve inquietud, un deseo de… extenderse hacia fuera, más allá de sus límites, moverse
fuera de ella misma para lograr experiencia. Hay un deseo por algo nuevo, ¡por aventura! Y entonces llega a ella una energía que responde a ese deseo. Es la energía masculina que quiere estar a
su servicio y la ayuda a manifestarse de ese modo, en forma. La energía masculina define y moldea a la energía femenina; y por su cooperación la suma total de energías puede tomar una dirección
completamente nueva. Una nueva realidad puede ser creada en la cual todo puede ser explorado y experimentado, en cualquier forma cambiante de manifestación.
La danza de lo masculino y de lo femenino lleva hacia delante el espectáculo fluctuante de la realidad creada, de su creación. Éste es un espectáculo de gran belleza, en el cual ambas energías
celebran su cooperación, unión y complemento. Y así es como debería ser. Las energías masculina y femenina deben estar juntas y en equilibrio.
El símbolo yin-yang demuestra muy bien la verdadera situación. En lo masculino, siempre hay un núcleo de lo femenino, y en lo femenino un núcleo de lo masculino, exactamente como hay un punto
blanco en lo negro y un punto negro en lo blanco.